Mireia nació en Barcelona. Era una niña tranquila pero muy habladora. De pequeña jugaba con sus muñecas a “profesoras”. Cuando aprendió a caminar, enseguida también aprendió a patinar y siempre ha sido su gran pasión. Al cabo de unos años trabajó de monitora de patinaje con niños pequeños y tuvo claro que la educación sería su profesión. En su tiempo libre le gusta estar con sus amigos y su familia.